El príncipe se tiende en su cama
tiene el poder y lo sabe
no se mueve para no despeinarse
pero quiere matar.
Se pone de pie muy galante
y se despoja de su mejor túnica
agita su virtuosa espada
con un grácil movimiento de su mano
observa a su presa con devoción
se acerca sigiloso
y clava su arma en el centro
la criatura se retuerce de placer
el príncipe le sonríe
su arma es motivo de orgullo
sus sentidos explotan de felicidad
y al fin saca la espada
dejando el cuerpo sudoroso e inerte
a su lado se tiende el príncipe
cual plebeyo en una cabaña
feliz por su primera muerte
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