martes, 18 de diciembre de 2018

Desde la ventana


La noche tibia me parece tranquila, los arboles no se mueven y los pájaros ya están resguardados.

-¿En qué piensas?-
-En nada-
-Siempre dices eso, pero es que cuando dices que piensas en nada estás pensando en todo-

Su sonrisa es tan dulce y sensual, siempre me enamora y me excita a la vez.
Se sienta a la orilla de la cama, sin camisa, con el pantalón desabrochado, contemplo las líneas de su cuerpo por unos minutos tratando de contener mi excitación. No lo logro y me siento sobre su regazo sacándolo abrupta mente de sus pensamientos. Acaricio su barba mientras jugueteo con sus labios.
Comienzo a sentir ese hormigueo en el vientre que me causa dolor y placer. Nos tumbamos en la cama envueltos en caricias como si no conociéramos nuestros cuerpos, buscando algo en el otro que nunca terminamos por hallar y como posesos nos desvestimos. El calor de su cuerpo me abruma y abro la ventana, él se interrumpe y la cierra.

-¡No abras la ventana!, no quiero que nos vean-
-Es de noche, nadie nos vera-
-Sí podrían vernos, yo tengo una reputación y no quiero que se vea afectada-
-¿Es en serio?-

Se queda en silencio.

-Es que tengo calor-

Mis labios comienzan a recorrer su rostro y él se sonríe mientras abre la ventana. Ahí está esa sonrisa que me vuelve loca. Invado con mí ser cada lugar recóndito de su cuerpo mientras siento su cálida piel arder, me calienta. Quiero unirme a él, siento la fuerte necesidad de ser un solo ser con este hombre, sentirlo meterse debajo de mi piel y sentir como se queda dentro de mí y me posee.
Suena un gemido gutural, luego otro.
La batalla termino.
Tendidos en la cama nos acurrucamos y no puedo evitar sentirme tan bien entre sus brazos contemplando las estrellas que decoran el techo de la habitación.

-¿Cómo te sientes?-
-Bien-
-¿Tienes algún fetiche? o ¿Eres exhibicionista y yo no lo sabía? Porque te sentí más excitada después de abrir la ventana-

Me río mientras me inclino para verle a los ojos, su mirada es intensa.

-No, es solo que al complacerme me hiciste sentir más querida-
-Que te sientas así me complace-

Me muerdo el labio para que no se me salgan los sentimientos pero esta noche se ha sentido diferente y no puedo contenerlos del todo.

-Te amo-

No se ve asustado ni sorprendido.

-Yo también te quiero linda-

De pronto despierta ese horrible dolor en mi pecho y me siento tan tonta, se esfuman todas aquellas sensaciones de bienestar y me invade la tristeza de haberme enamorado sola.