La impudica obsesión que tienes conmigo
me destrona el autoestima.
Cada vez que caminas a mi lado,
siento el terrible dolor del látigo de tu indiferencia.
Me doblo para ser sodomizada por tu mirada
y de recuerdos vivo cada noche atormentada
Tus dedos son la dulce agonía de mis deseos
Tus besos son el suave nectar del recuerdo
Las mujeres que se aman
no sé toman de la mano,
se aferran del corazón
Ay huyen del amor.
Dedicado a Mariana